jueves, 15 de mayo de 2008

EL VIAJE A NINGUNA PARTE

¡Hola a todos!, el martes por la tarde salimos de viaje hacia Ternopil, ciudad donde se encuentra el orfato, salimos a las siete y llegamos al hotel a la una y media de la noche, todo de un tirón, sin parar para nada, ni siquiera cenar, una sola parada para limpiar el cristal delantero, pues hubo un momento que se estrellaron contra el mismo una nube de bichos, tamaño cucarachas grandes, que por el ruido que hacían al chocar parecían granizo, las carreteras, por llamarlas de algún modo, llenas de baches y agujeros, sin líneas en el asfalto y apenas señales de tráfico y por si esto fuera poco, los cinturones no existen y la velocidad era de una media de 180 y con una sola mano al volante, la otra siempre ocupada con el móvil, están acostumbrados y llegamos a destino sanos y salvos.
A la mañana siguiente maratón de papeleo, fuimos a ver a la asistente social, después con ella a ver a su jefe, salimos de allí acompañados por la asistente a otro edificio para recoger la firma del alcalde, vuelta a ver al jefe de departamento y a comer pues el de la última firma ya no estaba, todo ello aliñado con largas esperas, aquí no saben lo que es la prisa ni el estrés, desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde dando vueltas por todos los departamentos para tener preparado el permiso de entrada al orfanato.
Llegamos al orfanato y nos recibió la doctora, nos dió buena impresión estaba todo muy limpio y tienen grandes jardines para los niños, nos leyó el historial médico de la niña y era muchísimo más grave de lo que nos informaron en el Centro de Adopciones, después con mucho tacto por su parte, nos llevaron a una salita y nos enseñaron a la niña, para que la viéramos a ella sola y se confirmó todo lo dicho, a pesar de lo incómodo y triste de la situación se portaron muy bien con nosotros, ellos sabían muy bien como estaba la niña y la visita duró dos minutos, puro y duro trámite y nuestro facilitador nos dijo que podíamos salir a la calle, él se encargaba del papeleo, no quisieron hacérnoslo más difícil aún, lo agradecimos muchísimo.
Después vuelta a Kiev, otra vez del tirón, se hizo más largo que el viaje de ida, íbamos más callados, más tocados, viajamos a Ternopil sabiendo que no íbamos a ver a nuestra hija y levantamos un muro entre esa niña y nosotros, pero aún así nunca se nos olvidará su carita.
Hoy vamos a presentar la solicitud para la tercera cita, después de lo de ayer vamos recuperando fuerzas, estamos esperanzados en que a la tercera irá la vencida; en la primera cita nos castigaron con veinte días de espera, en la segunda con un viaje de 1200 km., creemos que a la tercera ya nos toca, después de todo lo vivido y esperado allí y aquí, unos días más poco importan.
Tenemos una gran luz de esperanza con el ejemplo de nuestros amigos Juan y María, Isabel y Vita, Pedro y Edi, Loli y Julio, todos se han convertido en padres y ya están disfrutando de sus hijos, nos alegramos muchísimo por ellos, han sido nuestra familia en Ucrania y su dicha es también la nuestra.
Besos y abrazos para todos.